La vida siempre sorprende, estoy convencida de eso. Sorprende para bien y de vez en cuando, para no tan bien.
Todo este cuatrimestre me dediqué a estudiarla pudiendo retomar la licenciatura en Biología que quedó truncada hace algunos años. Todavía me falta mucho, pero sigo en carrera y el esfuerzo de viajar y vivir en dos ciudades está dando sus frutos. Cuanto más estudio, más me asombro y más tomo consciencia de que la vida es imposible, por eso es tan maravillosa y preciada.
Desde mediados de Junio me sumergí en la vorágine de dar exámenes, pero eso no fue todo y de repente, me encontré transitando por guardias, consultorios, laboratorios y clínicas para tratar de determinar qué tenía mi marido, que por las noches volaba de fiebre.
Me asusté, estudié, me preocupé, rendí exámenes, los abrobé y me seguí preocupando. Mi vida pasó a depender del hígado de mi marido y de los valores de los sucesivos hepatogramas, que empeoraban en lugar de mejorar. Todo sin causa, sin razón aparente entre todas las investigadas. Mientras tanto, defensas muy bajas, una bacteria en la garganta y ahí estamos... Ayer, siempre sin razón esos mismos valores empezaron a mejorar de nuevo dando señales de que el hígado se restablece de ese algo que lo afectó. Así de simple y así de complejo. La vida, más allá de todo, es un gran misterio.
Por eso, tanta ausencia bloguera. Mi vida, quedó dividida en tres ciudades diferentes: en una quedó mi casa, abandonada desde mediados de Junio porque no pudimos volver. En la segunda, en la que estudio están los médicos y las clínicas, de los que por ahora preferimos no alejarnos. Y en la tercera, la ciudad en la que nací, están mis padres a quienes quisiera tener más cerca. Aunque aquí tengo el apoyo de la familia de mi marido.
En medio de todo esto y como para despejar mi cabeza, me compré algunos materiales (porque todos mis elementos de pintar quedaron en mi casa) y me puse a pintar este cuadrito que es para regalar a una señora que nos prestó ayuda. Elegí la frase especialmente porque me parece un bello mensaje: para mí misma mientras pintaba y para regalar a alguien.
Para ambientar las imágenes utilicé estos tesoros de mi hermano. Un viejo telégrafo y una cámara de fotos antigua. Las fotos... no las saqué con esa cámara aunque así parezca!! La escasa luz de los días siempre nublados y una cámara vieja no me ayudan. Pero bueno, es lo que hay y no quería dejar pasar la oportunidad de volver al blog, compartir mi trabajo y de pasada, hacer un poco de catarsis.
Todo va mejorando de a poco y, para ser sincera, nunca tuve tantas ganas de recuperar la normalidad de la aburrida pero tan querida rutina cotidiana. Seguramente, esto va a pasar pronto y luego de un tiempo nos reiremos recordando todo nada más que como un conjunto de anécdotas de esas que se cosechan viviendo la vida.