Después de muchos días, retomo mi blog con una imagen que me lleva a una reflexión muy necesaria.
Hace casi un año y medio, saqué esta foto que tiene un significado enorme.
Estas manos, juntas, comenzaron a crear su futuro. Representan el inmenso amor que nutre las ganas de
proyectar
de construir
de caminar
de aceptar desafíos
de ir hacia adelante.
Lamentablemente, hay otras manos que, al contrario, son utilizadas para destruir: arrancan barrotes y rompen ventanas para arrebatar lo que se construyó con esfuerzo y dedicación. Invaden de noche o de día para apoderarse de las ilusiones ajenas y sembrar el
miedo
la impotencia
la tristeza
la desolación.
Sin embargo, pienso yo -y lo transmito- que son más las manos que crean pertenecientes a personas de verdad, y aquello que construyen tiene mucho más valor que lo que otros destruyen, justamente porque trasciende lo material.
Dignos de lástima son estos últimos, que no saben valorar lo importante de la vida: el amor, los afectos, los momentos compartidos, el esfuerzo, los sueños, la esperanza...
Desde mi pequeño lugar, yo elijo que mis manos sirvan para crear y para compartir, para renovar y reafirmar lo que significa la foto que elegí para esta entrada.
Y me quedo con una frase de Antoine de Saint-Exupéry, que resume mi reflexión de manera perfecta y que, por más que haya sido dicha o escrita miles de veces, tiene una gran fuerza que la hace perenne e inalterable.
"No se ve bien sino con el corazón,
lo esencial es invisible a los ojos"
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