Ya casi se termina Julio, el mes más frío del año, con el invierno desplegándose en todo su esplendor. Mientras, yo disfruto las vacaciones, tan esperadas y necesarias: unos días de absoluto desenchufe.
Esta mañana, la temperatura mínima rondó los -2°C y salí, bien abrigada por supuesto, a recorrer el jardín. Inmediatamente, volví a buscar la cámara porque no podía menos que intentar retener un poco de la belleza que ofrece esta cruda pero hermosa estación.
Cabe aclarar que estoy pasando unos días en mi ciudad natal, que por estar bastante al sur de la provincia de Buenos Aires, amanece en esta época vestida de blanco y es de lo más común.
La mañana avanzaba, con un sol tímido al que le costaba abrirse paso en el cielo. Y allí, en la más plena sombra, el césped blanco crujía bajo mis pasos.
Mucho frío... sí, pero valía la pena respirar ese aire puro y calmo de naturaleza adormecida y congelada en una belleza sin igual.
Seguí mi recorrido observando y descubriendo, asombrándome con la resistencia de las plantas del jardín desafiando las bajas temperaturas.
Poco a poco, la escarcha se convirtió en rocío...
...y los rayos templados se fueron filtrando entre las ramas desnudas de los árboles para formar dibujos sobre el verde.
Así, la mañana fue dando paso a un día soleado y radiante, de esos típicos de Julio, que engañan porque, como dice alguien que conozco, hace un frío silencioso.
que hermosas fotos!!!
ResponderEliminarDisfruta de tu tierra y de la compañía de los tuyos,no es nuestra estación favorita y menos con estos dos grados negativos.
ResponderEliminarNosotras vivimos en una isla del Mediterráneo y esta semana pasada rondamos los cuarenta grados,pero nos gusta el verano y el calor.
Besos de las dos.
Que hermosas fotos Marita. ¡¡Se me hace tan raro pensar en frió en julio!!
ResponderEliminarBesitos
Por acá también con mucho frío Marita ! Lindas fotos de ese hielo sobre las plantas
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