jueves, 25 de octubre de 2012

MI PRIMERA ROSA

Crecí en una casa donde había cuatro rosales en el jardín de adelante: uno de rosas rojas, que parecían de terciopelo; otro de rosas blancas, que más de una vez fueron arrebatadas al pasar por algún anónimo que pasaba por la vereda; otro de rosas rosas y el último, trepador, color rojo al igual que el primero. De éstos, sobreviven el rosa y el blanco, los demás murieron de viejitos creo yo. 


Año tras año, siempre esperé las rosas cada noviembre, admirándolas sin cansancio. Con el tiempo, cuando empecé a ocuparme cada vez más del jardín, comencé a cuidarlas... sobre todo de las hormigas, y una persona muy especial para mí me enseñó a podarlas. Hoy, a pesar de que vivo lejos de allí, podo los rosales todos los años en el mes de julio y aunque ya no puedo ver sus primeras rosas en noviembre, tengo suficientes recuerdos como para imaginarlas cuando me cuentan.

Tan especiales me parecen las rosas, que en el jardín que intento hacer crecer en mi nueva casa, planté un rosal trepador este invierno y ya me regaló la primera rosa, un regalo para el alma...


Me da tanta alegría que quiero compartirlo...


Como hay muchos pimpollos en camino, no resistí la tentación y...


Confieso que las ramitas de azarero son... del vecino, pero la planta se pasa generosamente a mi patio y combina muy bien con la rosa.


Y aquí está, finalmente, iluminando un rincón de mi casa.

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