miércoles, 22 de marzo de 2017

UN VIAJE MARAVILLOSO

Toc, toc... ¿Hay alguien en casa? Abro la puerta que rechina lento y su ruido retumba en medio del silencio. Entro despacio, todo está oscuro y por las ventanas cerradas apenas se filtra algún haz de luz. De a poco voy abriendo, dejando entrar el sol, el aire. Sacudo también el polvo que se instaló y la vida va volviendo a este lugar, a este espacio virtual que yo misma creé y al que tan poco puedo acudir últimamente.

El tiempo pasa volando y el final de febrero me encontró atónita, de pie sobre una pasarela de metal contemplando por primera vez la imponente Garganta del Diablo.

Después de 1800 kilómetros de rutas en auto y con el mejor compañero de viaje que para mí puede existir, conocí las Cataratas del Iguazú, en el extremo noreste de mi país.

Qué decir frente a semejante exuberancia, a tanta vida que se desborda por todos lados. La selva es impresionante y, por supuesto, el paraíso para cualquier biólogo, jeje!





Tanto verde desproporcionado. El verde es, en realidad, infinidad de verdes, a cual más brillante, verde sobre verde, plantas que crecen sobre otras plantas, y a mí, claro está, los ojos no me alcanzaban para mirar, absorber y descubrir. 




La selva muestra su esplendor y también lo oculta porque no sólo sorprende por lo que se ve sino por lo que se escucha, por sus sonidos, mezcla de insectos, aves y quién sabe qué más, que no se deja ver pero se deja sentir.






Y entre tanto, cuando todo parece dicho, el paisaje selvático se abre y aparecen entre los árboles, los saltos de agua, grandiosos.











Sin embargo, todavía falta el secreto mayor. La bruma y un ruido ensordecedor son el anticipo de la Garganta del Diablo. 



Su majestuosidad no tiene comparación con nada que yo conozca. Llegué al borde de la pasarela y simplemente, me quedé sin palabras, hipnotizada sin poder creer lo que estaba viendo. 




El agua caía con una fuerza arrolladora, levantando bruma y empapándonos a todos. Ahí parada ante semejante despliegue de la naturaleza me sentí apenas un grano de arena y no pude menos que preguntarme: ¿Qué diablos nos creemos los seres humanos que somos la mayor parte del tiempo? Me miré a mí misma y a la horda de turistas que me rodeaba posando y sacándose fotos, y también me pregunté si a los demás estar allí les movilizaba profundas reflexiones como a mí. Concluí que una cosa no quita la otra, busqué entre todos a mi marido, nos abrazamos por poder disfrutar juntos y nos sacamos una buena cantidad de fotos.


Seguimos viaje y en el camino de regreso, pasamos por las ruinas de las misiones jesuíticas de San Ignacio y de Loreto, dos lugares que también vale la pena conocer.







Acá me detengo un ratito para contar que las ruinas de Loreto, a diferencia de las de San Ignacio se conservan en estado natural, es decir, con una mínima intervención. La foto que sigue es muy pintoresca, me enamoré de ese banco de madera colonizado por musgos y líquenes, pero de ningún modo quise sentarme. Aspirante a bióloga y todo, le tengo pánico a las arañas y un rato antes de ver ese mágico banco, descubrí que la alfombra verde que pisaba, estaba plagada de arañas moviéndose a su antojo. De modo que saqué las fotos en este lugar un poco a las apuradas y sobresaltándome a cada instante por tener la sensación de que una araña posaba alguna de sus terribles ocho patas sobre mí. Por suerte no me pasó, pero ahí llegué a mi límite de naturaleza.




Finalmente, unas imágenes nocturnas de la costanera de Posadas (capital de la Provincia de Misiones), por donde paseamos en compañía de familiares que nos guiaron e hicieron conocer un poco la hermosa ciudad.



Después de unos días maravillosos, iniciamos el viaje de regreso, con el baúl lleno de vivencias, descubrimientos, anécdotas y la retina cargada de imágenes, de esas que trascienden las fotos y se quedan grabadas en la memoria personal. 


Atrás quedó la tierra colorada y marzo trajo el retorno a la realidad, la mía particular es la de llevar adelante las tres materias en las que me anoté este cuatrimestre, una pasantía en uno de los laboratorios de la facultad y un examen que debo dar en menos de dos semanas. En eso estoy, por eso cierro suavemente la puerta y le digo hasta la próxima a este querido lugar.

12 comentarios:

  1. Que bello todo! Las cataratas son imponentes! Una zona que vale la pena visitar.
    Yo estuve en 1995 con mi familia cuando cumpli los 15, y volvi en 2013 con dos amigas para un fin de semana que estuvo precioso..
    Sin duda un sitio maravilloso. Me alegra que lo hayas disfrutado asi. beso

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    1. Qué lindo haber ido para tu cumple de 15 y luego volver de más grande! Dos visitas en dos etapas diferentes que seguramente disfrutaste muchísimo. Besos!!!

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  2. ¡Un lugar imponente!.
    Me alegra que disfrutaras tanto de este viaje, Marita.
    Gracias por compartirlo.
    Besitos

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    1. Totalmente imponente! No hay adjetivos que alcancen para calificar un lugar así! Besos!!

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  3. Hermoso Marita! Lo teníamos en agenda para julio, con el receso escolar, para ir con mis compañeras de trabajo de la escuela. Era el sur (Calafate, los glaciares, etc.) o las cataratas. Y bue, por votación vamos al sur, pero el año próximo serán las cataratas.
    Me encantó la foto de los árboles en cuyas ramas se forma un corazón de cielo.
    Suerte con los estudios.Un beso

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    1. Uy, Calafate es uno de mis lugares pendientes todavía, así que espero poder conocerlo en algún momento! La verdad, no me había dado cuenta del corazón de cielo formado por las ramas, gracias por hacérmelo notar, es muy lindo! Un beso grande!

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  4. Que belleza Marita!! Nosotros fuimos cuando Feli era chiquito, fue mi primera vez en las cataratas y me paso com a vos, me quede ahi parada, mirando sin entender muy bien nada.....es como que te absorve con el agua!! Sabes que? por tu relato, te juro, me senti ahi, recorriendo con uds!! Otra de las caracteristicas de las cataratas, las rememoras siempre, sin sacarle merito a tu descripcion claro!! Nosotros fuimos en tour, con lo que estas un poco limitado al "a donde te lleven"....espero en algun momento, con los niños mas crecidos tal vez, podamos ir asi como uds, en auto, recorriendo, viendo, parando, en fin, disfrutando a pleno!! los kilometros no me asustan, los hacemos cada verano para las vacaciones, asi que solo es cuestion de esperar el momento!!!!
    ame las fotos de las ruinas....otra cosa que me queda pendiente y me encantaria ir son los saltos de mocona, fueron??
    Besos marita y no tardes tanto!!!!!! ;-)

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    1. Hola Juli! Qué lindo que mi relato te sirvió para revivir tu experiencia... Hay un momento para todo, a vos ya te llegará el tiempo de salir sin tanta estructura y a mí ya me tocará algún día pensar un viaje en función de niños pequeños, jajaja!
      No fuimos a los Saltos de Moconá, de hecho desconocía su existencia, gracias por mencionarlos... los googlé, qué bueno, serán para alguna próxima vez! Un beso grande y sí, espero no tardar tanto, lo intentaré!

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  5. que fotos maravilhosas !!!
    moro no estado do Paraná, onde se localizam as cataratas do Iguaçu..
    é deslumbrante não é mesmo?
    grande abraço e boa semana
    http://elianeapkroker.blogspot.com.br/

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  6. Tu relato está tan lleno de emoción que me la transmitiste,no exagero si te digo que hasta frío me dio la bruma. Hermoso post! Hermosas fotos!

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  7. Qué maravilla de post, Marita... No solo por las imágenes, también por tus palabras y reflexiones, cargadas de los sentimientos y emociones que esos lugares te han producido. Habrás vuelto con las pilas cargadas y lista para enfrentarte a tus futuros retos; ¡mucha suerte en ese examen! Ah! y vuelve pronto por aquí...

    Besos mil de las dos

    J&Y

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  8. Precioso lugar y preciosas fotos
    Besos

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