viernes, 26 de enero de 2018

NOSTALGIA DE FLORES SECAS

Durante mucho tiempo, en mi adolescencia, me dediqué a hacer cuadros con hojas y flores prensadas. Para obtenerlas tenía una prensa de madera... hecha con dos prensas de matambre unidas... pero también en los libros iba dejando hojas y flores entre las páginas. Y por último, una tía que con toda la delicadeza y el cuidado del mundo, se ocupaba de prensar para mí las flores más hermosas y difíciles. 

Con el tiempo dejó de interesarme este hobbie, pero cuando abro un libro y me encuentro con la sorpresa de una hoja o una flor guardada hace ya bastantes años, me invade la nostalgia de recuerdos tan lindos. Con algunas que encontré hace poco, hice esta corona que aquí comparto.







Como se ve en las fotos, no todas son flores u hojas prensadas, también integran la improvisada composición, diversos frutos que he juntado y que todavía se conservan en alguna lata, frasco o caja. 

En eso no he cambiado ni un poco desde mi adolescencia e incluso desde mi niñez, porque me resulta imposible resistirme a estos maravillosos tesoros de la naturaleza como un fruto, una pluma, una piedra, un caracol, una ramita seca... Y aunque ya no hago cuadros, sigo guardando también alguna hoja o una flor entre las páginas de un libro, solamente para olvidarme... volver a encontrarla más adelante... y sonreír con la sorpresa.

miércoles, 17 de enero de 2018

ENERO VA PASANDO

Mientras enero avanza con el ritmo lento de las vacaciones, reuní algunos bellos objetos y me puse a jugar con la cámara. Éste es el resultado...



Me cautivó esta jarra de vidrio verde, que fue de mi abuela y colocando en ella unas espigas de penisetum la transformé en protagonista de mis fotos.



Detrás, una vieja caja de saquitos de té y un frasco de café de antes. Qué lindos envases tenían los artículos de almacén cuando no existía el plástico o no estaba tan difundido.



Asoman por un costado unas tacitas blancas y azules, tan simples como bonitas, y por supuesto, de edad indefinida, lo mismo que las de la siguiente foto.


También se roba mi atención esta tacita verde con su plato...



Un poco cachada y encantadora...



Enero va pasando y yo sigo observando a mi alrededor en busca de la belleza de todos los días.

lunes, 8 de enero de 2018

SEÑALADORES PARA MACETAS

Como me voy de viaje sola por unos días, y el calor veraniego amenaza con convertir en polvo todas las plantas en maceta instaladas en mi pequeño patio, le dejé encomendada a mi marido la tarea del riego. 

Sin embargo, no todas las plantas deben ser regadas por igual e incluso, los cactus y muchas suculentas pueden aguantar perfectamente sin riego los días de mi ausencia. Entonces, ideé unas "banderitas" para señalar las plantas que deben ser regadas y un código de colores que indican la frecuencia de riego.


Para hacerlas, utilicé palitos de brochette (el señor google dice que brochette se escribe así, y yo le creo porque no tengo ni la menor idea de cómo se escribe) y cintas washi tape de distintos colores. Nada más simple.



Luego, coloqué las banderitas en las macetas y al ponerme a sacar fotos, me di cuenta de que pasan bastante desapercibidas y esa puede ser la principal dificultad de mi método: ¡que el encargado de regar no las vea!








A quienes me siguen y saben de mi "bosque" de Ginkgos biloba en la cocina  les cuento que hace un par de meses vi que los arbolitos no crecían, entonces los llevé afuera y siguió pasando lo mismo. Me di cuenta de que las macetas, si bien eran adecuadas para su tamaño visible, no lo eran para las raíces que crecen dos o tres veces más que la parte aérea. Mi suposición fue que al no poder expandirse hacia abajo, tampoco podían sacar nuevas hojas. Lo ideal hubiese sido ponerlos directamente en tierra para que crezcan a su antojo, pero como yo no tengo más jardín con tierra tuve que pensar otra solución. Eso sumado a que las macetas grandes y profundas son carísimas, hicieron trabajar el ingenio. Conclusión: compré caño de pvc de 15 cm de diámetro, dos tapas y con la ayuda de mi marido (de quien fue la idea) se convirtió en dos macetas de unos 50 cm de altura. En una planté dos de los ginkgos y en la otra el tercero. Los tres empezaron a crecer y sacar nuevas hojas, sin embargo por alguna razón desconocida hace cosa de dos semanas uno se secó. 




Ayer, cuando me despedí de mi marido, su última frase fue la siguiente pregunta: ¿Qué significaba el código celeste?

Así que veremos dentro de unos días, si la idea de las banderitas realmente funciona... 

miércoles, 3 de enero de 2018

TIEMPO DE COSECHA

Entre el último mes del año y el primero, por los pagos donde nací, que pertenece a lo que se conoce como pampa húmeda, se realiza la cosecha de trigo, aquel grano que como aprendí desde siempre es el resultado del trabajo y del esfuerzo.


Es una época en la que los campos despliegan todo su esplendor dorado y, para mí, es uno de los paisajes más hermosos que tengo grabados en la memoria del corazón desde que era niña. 



Por eso no dejo pasar la oportunidad de observarlos una vez más y, por qué no, de tratar de captarlos con la cámara, aunque como siempre me pasa (seguramente porque soy solo una persona que aprieta el botón de la cámara y nada nada más) las fotos no alcanzan a mostrar lo que yo realmente veo.



 A los campos dorados se le suman los "yuyos" de la banquina de los caminos y los enmarcan aportando una belleza aún más grande y conformando así, estas postales bien veraniegas de los lugares que conozco y que transito más a menudo.



A nivel personal, también es tiempo de cosecha. Un año se termina y otro empieza otra vez. Algunos sueños se renuevan y otros permanecen, pero se renueva la esperanza y la fe de que, quizás, este año se cumplirán. 



 A la distancia, visto desde Enero, el año que pasó se empequeñece y entonces, todo lo que costó y fue difícil vivir deja de pesar tanto porque se vuelve logro, aprendizaje y camino recorrido.



 Algunos desafíos fueron superados y otros no porque requieren más tiempo y al año nuevo, si hay algo que ahora le sobra, es tiempo. Entonces solamente hay que tomarlo y otorgárselo a uno mismo para seguir hacia adelante continuando lo que ya está empezado. Otros desafíos son nuevos, así como proyectos y oportunidades. 


Mirando los campos dorados un poco difusos y cubiertos de polvo porque los azota una importante sequía desde Noviembre, y poniendo el año que pasó en la balanza, pienso que mi cosecha es buena y abundante. 
Espío un poquito el futuro tratando de correr su cortina, pero por ahora me sumerjo en el descanso de las vacaciones y me dedico simplemente a cargar las pilas.