En mi lista mental de cosas que me gustarían tener, tenía anotado un pallet. Sisi, nada más y nada menos, porque en el mundo del reciclaje... ¿quién no deseó alguna vez tener un bello pallet y transformarlo en una estupenda mesa ratona para el living o un sillón para la galería? (creo que el navegar tan seguido por Pinterest me está afectando).
En fin... mi hermano cumplió mi sueño regalándome uno hace unos meses. Obviamente que no daba para hacer un mueble, pero sí para usarlo como soporte para macetas (una vez más yo con temas jardineros) colgado en la pared.
La primera medida fue lijarlo para suavizarlo un poco ya que la madera es muuuy rústica.
Luego, simplemente lo pinté con protector para madera color nogal, porque me parece que el color oscuro va mejor en la intemperie y además combina con un banco de madera que tengo en ese color (en el que está apoyado el pallet).
Una vez listo, marido colaboró colgándolo en la pared y yo ubique las macetas. Primero probé unas que son muy lindas pero en realidad están en otro lado donde me gustan más.
Y luego puse las que pensé para ese espacio. Debo decir que cuando quise comprar los aros que vienen especialmente para colgar macetas casi me caigo de espalda así que la opción fue fabricarlos con alambre (los dos que se ven en las fotos anteriores los compré anteriormente en otra ciudad).
¡Listo! El sueño del pallet hecho realidad, jeje! Ahora cuando abro la puerta que va hacia el patio, ya no veo tanto la pared medio descascarada, sino una especie de cuadro formado por la combinación de la madera, las plantas y los objetos decorativos que coloqué.
Así comienzo a cambiar mi paisaje.