Desde la última vez que escribí, el tiempo transcurrió vertiginosamente y yo quedé sumergida hasta el cuello en exámenes parciales y trabajos prácticos de final de cursada. Después de nervios, corridas a contrarreloj, muchas pero muchas horas de silla y cero acercamiento a este blog, dos materias más se suman a las tres del cuatrimestre anterior y me acercan a la meta de la licenciatura.
Entonces... con todo el año por detrás y el objetivo académico cumplido llegó el momento de disfrutar.
En Diciembre comienzan los días para aprovechar la playa, a pesar de que este año el calor del verano parece no llegar nunca y sólo hubo un par de muestras como para que no nos olvidemos de lo que debería ser.
Diciembre es un mes de festejos, no sólo por Navidad y Año Nuevo, sino porque es el mes de mi cumpleaños y también el de mi mamá.
Dada mi actividad estudiantil, en Diciembre para mí comienza el descanso, la época de desenchufarme, poner el cerebro en remojo y cargar las pilas.
Diciembre es el mes de los días más largos, que se estiran hasta tarde, de aire libre y de jardines florecidos.
Todas me parecen razones suficientes para pensar que Diciembre es, para mí... el mes más lindo del año.