viernes, 18 de diciembre de 2015

LOCURA CREATIVA Y FRUGAL

Mi casa está sobre una loma, de modo que hasta la vereda debo recorrer una escalera. Además, la loma está poblada de árboles, entre ellos un par de enormes pinos que lamentablemente están bastante secos del lado que los castiga el viento que sopla desde el mar. Entonces, siempre se quiebran y caen ramitas.

Ayer a la tarde, cualquier vecino o transeúnte que haya pasado por el frente de mi casa y me haya visto, debe haber pensado que me volví un poco loca. Yo estaba sentada a mitad de la escalera, rodeada de ramas secas de pino, quebrándolas caprichosamente en pedazos de diferente tamaño y pelando la corteza con un viejo cuchillo de cocina. Finalmente, acomodaba con esmero los palitos obtenidos a un costado.


Lejos de una locura común (creo), pero sí tal vez rozando la locura creativa, reuní una cantidad suficiente de palitos y junto con otros materiales, puse en práctica una idea que vi en Pinterest.


Sobre una tira de papel madera de 2 cm de ancho acomodé los palitos de mayor a menor y los pegué con la pistola de silicona para formar... nada más y nada menos que... ¡un árbol de navidad! (jejé).





Rematé con un moño de cintas que tenía y un cordoncito para poder colgar el flamante pino (hecho con auténticas ramas de pino). Aclaro que se podrían realizar en diferentes tamaños, pero los que yo hice tienen aproximadamente 10 cm de altura.






Último paso como siempre, decorar con ellos cualquier rincón. Y como son super frugales, me anoto en el encuentro semanal que propone Marcela Cavaglieri en su blog. 

¡FELIZ FIN DE SEMANA!

martes, 15 de diciembre de 2015

SUR

Sur argentino, nada más un pedacito... Bariloche y San Martín de los Andes... Todo esto y mucho más se me grabó en la retina...

















El azul intenso de los lagos, uno más bello que otro, enmarcados por montañas cubiertas de vegetación y coronadas de blanco.
Por supuesto que no tengo las palabras suficientes para describir esas superficies de agua lisa con alguna que otra olita, sólo puedo decir que a cada instante no me alcanzaban los ojos para abarcar todo (y eso que es la segunda vez que voy).






El murmullo del agua escondida, cayendo, derramándose generosa y sutil. Dueña de una transparencia salida de cuentos, fresca a más no poder y sobretodo, envuelta en una paz de soberbia naturaleza, como todo lo que encontré por los lugares donde anduve, allí, en el sur.




 
También los lugares comunes, recorridos una y mil veces y sin embargo, distintos para cada ser humano que los observa y descubre... o redescubre. Hay imágenes que evocan nostalgias y traen a la memoria los recuerdos que parecían olvidados, más vivos que nunca.















Vegetación que parece fruto del esmerado pincel de un pintor utilizando los mejores colores de su paleta, dándole forma a cada hoja, a cada tronco de árbol iluminado por el sol que se filtra, colocando detalles en forma de pequeños pétalos. De lejos o de cerca, no importa, todo es maravilloso.


Así volví: fresca, azul y renovada. Y como si fuera poco, tuve la suerte de, por aquellos pagos, recibir mi cumpleaños, que fue hace unos días. 
Un viaje por demás significativo por mucho más que lo que estoy escribiendo, pero eso, me lo guardo y sólo dejo las imágenes para que cada cual que las vea, les ponga sentimientos.