Sin embargo, no todas las plantas deben ser regadas por igual e incluso, los cactus y muchas suculentas pueden aguantar perfectamente sin riego los días de mi ausencia. Entonces, ideé unas "banderitas" para señalar las plantas que deben ser regadas y un código de colores que indican la frecuencia de riego.
Para hacerlas, utilicé palitos de brochette (el señor google dice que brochette se escribe así, y yo le creo porque no tengo ni la menor idea de cómo se escribe) y cintas washi tape de distintos colores. Nada más simple.
Luego, coloqué las banderitas en las macetas y al ponerme a sacar fotos, me di cuenta de que pasan bastante desapercibidas y esa puede ser la principal dificultad de mi método: ¡que el encargado de regar no las vea!
A quienes me siguen y saben de mi "bosque" de Ginkgos biloba en la cocina les cuento que hace un par de meses vi que los arbolitos no crecían, entonces los llevé afuera y siguió pasando lo mismo. Me di cuenta de que las macetas, si bien eran adecuadas para su tamaño visible, no lo eran para las raíces que crecen dos o tres veces más que la parte aérea. Mi suposición fue que al no poder expandirse hacia abajo, tampoco podían sacar nuevas hojas. Lo ideal hubiese sido ponerlos directamente en tierra para que crezcan a su antojo, pero como yo no tengo más jardín con tierra tuve que pensar otra solución. Eso sumado a que las macetas grandes y profundas son carísimas, hicieron trabajar el ingenio. Conclusión: compré caño de pvc de 15 cm de diámetro, dos tapas y con la ayuda de mi marido (de quien fue la idea) se convirtió en dos macetas de unos 50 cm de altura. En una planté dos de los ginkgos y en la otra el tercero. Los tres empezaron a crecer y sacar nuevas hojas, sin embargo por alguna razón desconocida hace cosa de dos semanas uno se secó.
Ayer, cuando me despedí de mi marido, su última frase fue la siguiente pregunta: ¿Qué significaba el código celeste?
Así que veremos dentro de unos días, si la idea de las banderitas realmente funciona...